jueves, 14 de octubre de 2010

EL QUE AVISA NO TRAICIONA




Casi repitiendo la historia reciente, ayer, el vicepresidente de la nación, Julio César Cleto Cobos, tuvo nuevamente sus 15 minutos de fama. Durante la sesión de anoche en  la cámara de senadores, el mendocino debió definir con su voto la aprobación de la ley del 82 por ciento móvil para jubilados, impulsada por la oposición. Tras un largo debate que terminó en empate a 35, Cleto volvió a inclinar la balanza a favor de la oposición, léase radicales, peronistas conservadores, Pro y otros bloques de menor convocatoria.
 Tal como sucedió durante la definición en el Congreso por la Resolución 125, el vicepresidente votó en contra del proyecto que lleva adelante su propio gobierno.
Si bien es sabido que las jubilaciones aún no alcanzaron un nivel digno, el proyecto aprobado no especifica la forma de financiamiento para que se lleve a cabo. La realidad económica del país hace pensar que el aumento sería inviable o, por lo menos, generaría el desfinanciamiento del Estado y consecuentemente una crisis económica. Uno de los argumentos que esgrime el oficialismo para desestimar el proyecto es que se trata de una jugada opositora que tiene como único objetivo impulsar el veto de la presidenta y así desgastar al gobierno.
Sin embargo, algunos legisladores se lo toman muy en serio y, fieles a sus convicciones, prefieren quitarle a los que menos tienen. Tal es el caso del jefe de la bancada radical, Gerardo Morales, quien aseguró: “Los fondos de la ANSES son suficientes. Lo que debe dejar de hacer es utilizar esos fondos en otros gastos que prohíbe la ley que creó el instituto, y entre esos gastos está la Asignación Universal por Hijo”. Vale decir, y para no entrar en demasiados detalles, la idea es devolver a la calle al 25 por ciento más de pibes que volvieron a la escuela este año gracias al subsidio.
En la tapa de hoy, Tiempo Argentino tituló: “82% móvil: Cobos volvió a traicionar a Cristina”. Pero la actitud de Cleto no debería sorprender a nadie. Ya lo hizo una vez. Y se paró definitivamente en la vereda opuesta. Comenzó así su campaña electoral que luego se fue diluyendo por la notoria falta de ideas, por la falta de apoyo popular y, quizás por un poquito de vergüenza. Él ya había avisado. Y el que avisa no traiciona.