viernes, 23 de abril de 2010

La profecía cumplida de Soriano

"Fui criado en una empresa pública: mi viejo hizo el escalafón de empleado a gerente en Obras Sanitarias, así que crecí con la idea de que los servivios públicos son esenciales y de propiedad colectiva. He visto cómo se hacían obras sin fines de lucro, cómo se llevaba agua potable a la gente. Esta amenaza de privatización de todo va crear, cuando se concrete, una sensación muy grande de desamparo y desarraigo. Va a resultar muy duro advertir que entre la gente y su supervivencia media un mercader, y que toda la relación con la vida está mediatizada por la guita. Quizá quede un teléfono en un barrio para llamar una ambulancia, pero ¿habrá ambulancia? ¿Existirá el número al que pedir auxilio? ¿O habrá que estar abonado a algo? La idea del liberalismo en el subdesarrollo es un dislate y temo que cambiemos para peor."


Osvaldo Soriano


Entrevista con Vicente Muleiro, Diario Sur, junio de 1990.

Humano desconocido


Caminaba por la calle San José a plena nube gris del día. En dirección a donde yo me dirijía, sobre la misma vereda, a escasos cuatro metros, veo un perrito parado. El animal permanecía inmóvil, mirando a la nada, inofensivo como una tortuga.
Una señorita acompañada de un muchacho, ambos con aspecto de oficinista, se acercan caminando en contraria dirección a la mía. Ella, atemorizada, elude al animal en puntillas y a paso ligero. El jóven, refiriéndose al pequeño vagabundo, le pregunta a la chica: - "¿Les tenés miedo?"
La mujer, muy segura de sí mísma, responde: - "A los perros que no conozco, sí."
Ellos siguen su camino y yo me detengo frente al cuadrúpedo. En un acto estúpido, me acerco hacia él para acariciarlo como pidiéndole disculpas en nombre de la humanidad e intento hablarle amistosamente. El perro, temeroso de mí, retrocede hasta pisar el asfalto y por poco no es arrollado por un coche. Mi cuerpo entumeció. Todo pasó en tres angustiantes segundos. El animal, nuevamente espantado, volvió a la vereda.
Para no causar mayores disgustos al pobre can continué mi camino. Quedé pensando. Traté de ponerme en el lugar del perro y pensé: "A los humanos que no conozco les tengo miedo".

jueves, 8 de abril de 2010

El poder de aislar

 David de Ugarte es un economista español y uno de los principales ciberactivistas del mundo. Fundador de la Biblioteca de Las Indias Electrónicas en Madrid, autor del libro "11M redes para ganar una guerra" e impulsor de diferentes proyectos para la participación social en Internet como el Movimiento Ciberpunk , que integró on-line a militantes de todo el mundo.
Escribió varios ensayos, entre ellos “El poder de las redes" donde repasa la evolución de las redes sociales y describe cómo las mismas forjaron una nueva modalidad de activismo social que reformuló la estructura del poder a través del uso de nuevas tecnologías. Según De Ugarte, las nuevas redes provocaron la globalización de las manifestaciones sociales.
Gracias a la primera gran revolución de las telecomunicaciones que incluyó la invención del telégrafo y el surgimiento de la informática, las redes de comunicación que emergieron siendo centralizadas , se tornaron descentralizadas en el siglo XIX. Desde la segunda guerra mundial y con la invención de Internet conectando millones de ordenadores, surge la era de las redes distribuidas. En esta última, cualquier receptor final puede ser a la vez emisor. De la misma forma que todos los receptores pueden escoger cual es la fuente que más le conviene. Este sistema se llama pluriarquía. El primer gran medio de comunicación distribuido fue la blogsfera, un entorno informativo que tiende a suprimir la separación emisor/receptor y cuya fortaleza reside en que desaparece la capacidad de filtro. Entre otros ejemplos pueden citarse wikipedia, facebook o youtube, aplicaciones informáticas donde cualquiera puede subir y modificar los contenidos sin someterse a ningún tipo de mediación, es decir donde no hace falta respetar una cadena de poder para acceder o incorporar contenidos a la red. El poder pluriárquico impide que un elemento pueda suponer la parálisis del sistema porque el poder está distribuido.
En "El poder de las redes" David de Ugarte trata sobre el fenómeno de la comunicación cibernética y de las relaciones a través de cadenas virtuales. El cambio social que eso genera es innegable y cierto es que, tal como dice el español, "en toda estructura descentralizada aparece necesariamente la jerarquía". Aquí es donde yo me detengo, porque, si bien se abre muchísimo el espectro de receptores de información, sigue imperando el nivel que cada individuo ocupe en la "piramide informacional". Así, como una suerte de analfabetismo de otros tiempos o de otras regiones, aquél que no tiene acceso a las redes queda indefectiblemente fuera del sistema. Y si la agenda de actualidad y las preocupaciones colectivas se centran cada vez más en lo que se publica en las redes, la desigualdad de oportunidades y la heterogeneidad de voces crecen al mismo ritmo. Pienso en la convocatoria de un grupo de facebook para defender  la aplicación de la ley de medios, una ciberturba en palabras de David de Ugarte. Me parece genial, yo me he sumado. Pero pienso en una persona que busca trabajo y no tiene acceso a internet o no sabe cómo manejarla y me parece injusto que quede relegada.

Control del pensamiento en las sociedades democráticas

"...Los principales medios de comunicación -en particular, los medios de elite establecen el programa que los demás suelen seguir- son grandes empresas que "venden" públicos privilegiados a otras empresas. No podría constituir una sorpresa el hecho de que la imagen del mundo que representan reflejara las perspectivas y los interess de los vendedores, los compradores y el producto. La concentración de la propiedad de los medios de comunicación es elevada y va en aumento. Además, quienes ocupan posiciones directivas en los medios, o adquieren categoría dentro de los mismos en tanto que comentadores, pertenecen a las mismas elites privilegiadas, y se podría esperar que compartieran las percepciones, aspiraciones y actitudes de sus asociados, reflejando igualmente sus propios intereses de clase. Es poco probable que los periodistas que penetran en el sistema se abran camino salvo si se conforman a estas presiones ideológicas, generalmente por medio de la internalización de los valores; no es fácil decir una cosa y creer en otra, y quienes no consiguen conformarse tenderán a ser eliminados por medio de mecanismos familiares."

Abraham Noam Chomsky, lingüista estadounidense.
Fragmento de su obra, Ilusiones Necesarias, control del pensamiento en las sociedades democráticas.