lunes, 19 de noviembre de 2012

Un nuevo libro recurre a grandes escritores locales para generar "Terror"

Editorial Planeta reunió a 13 referentes de la literatura contemporánea nacional bajo la premisa de reformular el género gótico en la Argentina. Participan Claudia Piñeiro, Pablo De Santis, Federico Andahazi y Marcelo Birmajer entre otros autores



Muerte, torturas, enfermedades, espíritus o criaturas sobrenaturales suelen atemorizar a los seres humanos causando en ellos efectos psíquicos y hasta físicos, como sudoración, temblor, o palpitaciones.
El terror se define como el sentimiento de miedo más intenso. Y como toda sensación que afecta al hombre, se expresa a través del arte en todas sus formas.
Hace unos tres años, la productora Pol-Ka y Grupo Editorial Planeta pensaron en convocar a trece escritores argentinos de reconocida trayectoria para que cada uno escribiera un relato de terror. La idea consistía en hacer un ciclo de trece unitarios televisivos y publicar un libro con cada uno de los cuentos. Este proyecto conjunto no prosperó, pero Ignacio Iraola, director editorial de Planeta, retomó en noviembre de 2010 la propuesta y finalmente el libro salió a la calle bajo el nombre Terror (Antología).
Autores de la talla de Federico Andahazi, Claudia Piñeiro, Pablo De Santis, José Pablo Feinmann, Marcelo Birmajer, Guillermo Saccomanno, entre otros, pusieron manos a la obra y le dieron forma a esa antología.
“Un rasgo relevante de estos trece cuentos es que los autores, en cada caso, interpretan y reformulan el repertorio del género de terror, sus características más sobresalientes, desde sus propias poéticas y estéticas de escritura. Son trece relatos inéditos en los que el terror aparece ficcionalizado al modo de cada uno de los autores”, explica la escritora y editora del libro, Graciela Gliemmo.
Si bien la literatura nacional está plagada de obras de tipo fantástico, no es muy común encontrar en ellas el terror clásico, por definirlo de alguna manera, que podría remitirse a relatos de Edgar Allan Poe, Howard Phillips Lovecraft o, mucho más cerca en el tiempo, Stephen King.
“El lector no va a encontrar eso en esta antología –aclara Gliemmo-. Sí, pinceladas que remiten a otros textos clásicos, guiños, cruces y una relectura y nueva propuesta del género”.
Ahora bien, ¿qué hace que una historia ingrese en el plano del terror? 
Para Federico Andahazi, autor del cuento que inicia el libro, Las bellas criaturas de Natán Negroponte, la condición sine qua non para que una obra de terror entre en el género es que su lectura “provoque miedo”. “Parece una tautogía, pero hay dos géneros realmente difíciles para la literatura: el terror y el humor”, añade.
Marcelo Birmajer -aportó el cuento El príncipe Azul-, opina en el mismo sentido, pero aclara que ese miedo “debe ser un fin en sí mismo, no una metáfora de algún otro fenómeno”.
En discordancia, Graciela Gliemmo, encargada del proyecto y autora del prólogo, señala que la eficacia de un buen relato de terror “no pasa por lo que produce en el lector, sino por la situación terrorífica que viven los personajes, que por lo general aparecen atrapados en una situación que no tiene salida y que, si la tiene, siempre deja la marca del trauma”.
Según Pablo De Santis, quien escribió El paciente de Faraday para esta antología, el terror no es un género absoluto en sí mismo: “Es uno de los caminos posibles que elige la literatura fantástica, sobre todo cuando pone a la muerte en un primer plano. Pero la literatura no se puede proponer sólo asustar. Debe encantar. En el caso del terror, debe encantar con el poder de lo siniestro”.
Una de las cuestiones que enriquece la propuesta literaria es que, salvo dos autores,Alberto Laiseca (Fabricante de Vampiros) y Mariana Enriquez (El patio del vecino), el resto no se caracteriza por inmiscuirse en el género del horror. Y eso provocó también inquietud en quienes aceptaron la propuesta.
Claudia Piñeiro, por ejemplo, se lució con la historia de una pareja que, poco después de haber perdido a su hijo de dos años por una muerte súbita, renta un departamento para alejarse del ambiente hogareño, que a esa altura no les provoca más que el dolor del recuerdo. Allí se encontrarán con una familia de vecinos muy extraños que atraerán con su actitud la atención de la protagonista y, claro está, la del lector. 
“Me pareció un desafío interesante, pero también me costó mucho. Era necesario encontrar una historia que encajara en el género pero que no dejara de ser algo que yo tenía ganas de contar. Un texto que de alguna manera se pudiera entender en el mismo marco de otras cosas que escribí”, comenta la autora de Alquiler temporario. 
Birmajer también tomó el proyecto como un desafío, pero a la vez como "un alivio", por “poder hacer algo distinto de lo habitual”. A De Santis, en cambio, le atrajo la idea de escribir algo “no convencional” para nuestra tradición literaria, porque considera que, si bien lo fantástico es una parte esencial de ella, el terror no lo es tanto.
El libro, finalmente, pone a prueba la eficacia narrativa de grandes autores contemporáneos de la literatura local. E ingresa al lector en una serie de historias en las que, a veces desde lo gótico, lo fantástico o lo sobrenatural, a veces desde la realidad cotidiana o histórica, emerge lo desconocido.
Sin dudas, en palabras del propio Andahazi, “estamos ante una de las mejores antologías de terror local de los últimos tiempos. Son trece cuentos realmente terroríficos. Trece; número inquietante por cierto...”. 

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