viernes, 30 de octubre de 2009

Fútbol para todos…los clientes del bar

La polémica decisión que el mes pasado tomó la AFA, en conjunto con el gobierno, de romper el contrato que la vinculaba a la empresa TSC (Televisión Satelital Codificada), para dar lugar a la televisación abierta de los partidos de fútbol local, ha dejado diversas posturas entre el público futbolero y buena parte de los medios. Algunos la apoyan, otros lo hacen con reservas, y están quienes se oponen fervorosamente. Entre los tantos interrogantes que plantea la determinación se encuentra la posibilidad de que muchos bares que ofrecían a sus clientes ver los partidos codificados se vean afectados. Si bien la costumbre de juntarse en las confiterías para ver fútbol creció durante los 18 años que duró el control de los derechos de transmisión, muchos aficionados siguen eligiendo este tipo de reductos para sociabilizar y compartir sus angustias o festejos deportivos. En el bar del Club Social y Deportivo Eros, ubicado en Uriarte y Honduras, en el barrio de Palermo, no parece haber disminuido la convocatoria de sus asiduos visitantes. A pocos minutos de empezar el partido Argentina Paraguay, todas las mesas se encuentran ocupadas. El Vasco Viejo tinto es la bebida que predomina en el lugar, pero en la barra se exhiben todo tipo de brebajes: Whisky nacional; Legui, Mariposa; ginebra Bols y Cinzano. El clima es sorprendentemente distendido teniendo en cuenta la complicada situación del conjunto albiceleste. Entre el barullo constante y alegre se oyen cargadas y apodos poco convencionales, como Chupete de ballena o Diente de leche. Sergio Navarro es simpatizante de Boca, tiene 42 años y es fumigador profesional. Debido a su trabajo suele desempeñarse por toda la ciudad, y por eso eligió un punto de encuentro para cada ocasión en la que el fútbol le obligue a hacer una parada: “Me encariñé con distintos lugares donde voy siempre. Cuando tengo alguna fumigación nocturna por la zona vengo a cenar al club Eros, donde tengo gente amiga. Pero si estoy en San Fernando, lugar donde vivo y vive mi novia, prefiero ver los partidos en casa, me siento más cómodo, aunque a veces tenga que putear sólo”. Sergio es morocho y pelado, pero lo que mejor lo describe físicamente es el apodo con el que lo nombran sus compañeros de mesa, aquí en el club lo conocen como Olmedo. Juan Carlos, El Dire, tiene 71 años y es hincha de Boca, oriundo de Palermo y uno de los más antiguos socios del club. Asegura que ante la nueva posibilidad de disfrutar los partidos desde su casa y por televisión abierta, prefiere hacerlo en el club: “Es una manera distinta de gritar. Y si tenemos la suerte de ganar se festeja el doble. Acá lo veo entre amigos, los de siempre y algunos más que se van agregando, pero que terminan siendo siempre amigos”. Aunque se define antikirchnerista está conforme con la decisión del gobierno de acabar con el monopolio de la televisación del fútbol. “Lo social no varía en la puerta de la casa o en el club, sino que es algo que uno lleva pegado. Sin embargo, Juan no se hace mucho problema si un día le toca verlo en su hogar: “En mi casa tengo adversarios que son de Racing, de River, pero lo vemos en familia, es lindo, lo festejamos, nos jorobamos, pero no pasa de ahí”, asegura. No obstante señala una diferencia: “Acá en el club nos puteamos jocosamente, desde ya, pero no más que eso.” Rubén, hincha de Huracán y simpatizante kirchnerista, se muestra muy conforme con la determinación: “Lo puedo ver en casa o en el club, pero que sea el fútbol gratis es prioritario para mí. Sea donde sea. La decisión de que no se tenga que pagar por eso es fundamental, yo decido dónde verlo, pero que no me cobren. El deporte es un derecho público, es de la gente”, explica. Pero no todos están contentos ni son tan oficialistas. Para Alberto Chupete de Ballena: “A la gente le hacen un gran cuento. Los reyes magos son los padres. En mi casa me mostraban la tribuna, ahora el gobierno le paga a la AFA para que yo lo vea gratis, me lo están sacando de mis impuestos”. El partido terminó, la derrota del seleccionado nacional podría dejarla fuera del próximo mundial, pero el bar no cierra todavía. El murmullo y las risas permanecen. Ahora se suman discusiones y puteadas. Marche un Vasco Viejo para la mesa cuatro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario