viernes, 30 de octubre de 2009

Nuestra nueva vieja casa

Atrás han quedado los juguetes rotos y los álbumes de fotos familiares, cargados de recuerdos, de los buenos y los malos, aunque los malos se escondan detrás de las sonrisas, a veces forzadas, para recibir el flash. Aquí solo tenemos dos o tres imágenes viejas, que están ahí esperando que cada tanto les echemos alguna mirada nostálgica, que les regalemos un poquito de existencia, de presente. Casa vieja, vida nueva. En esta atmósfera de puertas abiertas nada más conviven nuestras jóvenes alegrías, entre el desorden y a veces el silencio resonante, coartado por alguna moladora molesta que chilla desde las imponentes construcciones de la cuadra. Todas las noches me acuesto completo. Nada queda afuera de la cama que compartimos. Mi mente y mi cuerpo están allí, concentrados totalmente y dedicados a poner en práctica el hecho tan reconfortante de dormir juntos. De apagar el mundo. De hacernos invisibles para todos los demás.

1 comentario:

  1. Precioso! Es lo más hermoso que escribó en el mundo entero!!!

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